Por: Febres Rodríguez
Transitar vía marítima entre Puerto La Cruz y Margarita nos permite ver el espectáculo de la gran cúpula de polvo que envuelve la planta de cemento de Pertigalete; ¡pensar que esa planta fue recuperada por el estado venezolano!; comunidad costera anzoatiguense que comparte la desgracia con los trabajadores de la cementera de obligatoriamente tener que respirar, o mejor dicho, inspirar esa nube de polvo que se aloja en sus pulmones disminuyéndoles paulatinamente su capacidad de respirar. La recuperación por parte del estado y la muy posible colocación de una “dirección paracaidista” (traída de cualquier otra región del país) menospreciando la experiencia, identificación y compromiso clasista revolucionario de los trabajadores, no es la solución para la gran problemática del cemento; materia prima indispensable para la Gran Misión Vivienda Venezuela; la acción antihumana capitalista, de preponderancia de la producción y disminución de costos, despreciando las variables de: contaminación ambiental, epidemias, enfermedad laboral, control de calidad, direccionalidad de la producción no debe ser la respuesta de un estado que se define “obrerista” y propugna el socialismo. Es necesario el “control obrero”.
Arribar a Margarita y ver uno de los buques, exclusivamente dedicados al abastecimiento de cemento para la el estado Nueva Esparta, descargar gandolas y gandolas de paletas de sacos de cemento, nos augura un abastecimiento total del producto y por lo tanto una floreciente industria de la construcción, visión que se nos desvanece cuando comenzamos a adentrarnos en la isla y ver construcciones paralizadas, indagamos y la respuesta es: “no hay cemento y cuando se consigue no baja de 45 - 50 Bolívares el saco, a pesar de estar regulado a menos de 20”; la planta está en manos del estado, aparentemente, pero la distribución está en manos de las roscas usureras de siempre, o renovadas, que desangran al pueblo; ídem con la cabilla. Es necesario el “control obrero”. Si a alguien se le ocurre la aventura de irse a tierra firme con su camioncito y comprar en Puerto La Cruz para traer a Margarita, son tantas las “mordidas” que recibe, que el costo de transporte se eleva grandemente y le sale más caro que comprarlo en la isla a las roscas.
Espero que el “control comunal” si esté funcionando a plenitud y que el abastecimiento de los materiales de construcción para la “Gran Misión Vivienda Venezuela” se esté haciendo cabalmente, que este llegando todo el cemento y las cabillas necesarias y a los precios establecidos por el estado; así como también que no falten los materiales para las grandes obras que adelanta La Fuerza Armada Nacional en el marco del Decreto de Emergencia Presidencial para subsanar los daños causados por las torrenciales lluvias en el Estado Nueva Esparta. La acción revolucionaria tiene que ser clasista, la clase obrera y el pueblo, unidos, son la garantía de la consolidación y profundización del proceso revolucionario, empoderándose mediante los instrumentos que les otorga la Ley: Consejos Comunales, Consejos de Trabajadores y Consejos de Estudiantes.
Luchemos, unidos todos, por el inicio de la discusión pública de la Ley de Los consejos Socialistas de Trabajadoras y Trabajadores que se encuentra en la Asamblea Nacional respaldada por miles de firmas debidamente convalidadas por el CNE. Basilar es perder.
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