Por: Febres Rodríguez
Todos estamos conscientes que Venezuela es un país petrolero y que el estado venezolano subsidia en alto porcentaje el alto consumo nacional de combustible y por ello el bajo precio que paga el ciudadano consumidor de tan importante recurso natural no renovable. El gobierno revolucionario ha implementado medidas para ofrecer alternativas como el gas, de tal forma que la migración hacia este permita reducir el consumo interno de gasolina y gas oíl, pero como aun estamos en un estado capitalista, predomina el consumismo que lo soporta y caracteriza.
Venezuela ha vivido y sigue viviendo de espaldas al mar; contrasta las muy buenas condiciones para el mercadeo del combustible en tierra con las depauperadas y restrictivas condiciones de las “facilidades” que padecen los pescadores artesanales; quienes para garantizar la soberanía y la seguridad alimentaria de nuestro país, han tenido que diseñarse sus propios y autóctonos mecanismos de abastecimiento del combustible necesario para la faenas pesqueras. Las peculiaridades de estos sistemas de abastecimiento de combustibles; por encima de tantas restricciones; le han permitido a los pescadores artesanales surcar los mares venezolanos y aguas internacionales para traer la proteína de origen marino a las mesas de los hogares nacionales y abastecer a las industrias procesadoras de productos pesquero y la exportación, así como también, garantizar la antigua y tradicional actividad pesquera que ejercen nuestros connacionales que se arranchan por largas temporadas de pesca en las Dependencias Federales (hoy estado Insular Miranda) ejerciendo la soberanía nacional en estos territorios patrios, venciendo hasta las trabas y dificultades que les impone el estado venezolano.
La lucha ha sido larga y de nunca acabar, en Nueva Esparta son reuniones de los pescadores con el Ministerio del Poder Popular para el Petróleo, PDVSA, Ministerio del Poder Popular para el Ambiente, Instituto Socialista de la Pesca, Guardacostas de la Armada de la Republica Bolivariana de Venezuela, Vigilancia Costera de la Guardia Nacional Bolivariana, Gremio de los distribuidores de combustibles y lubricantes, Alcaldías, Diputados y hasta la Misión Rivas; se levantan censos, se calcula consumo por caballaje, se asignan cupos anuales, se elaboran listas de las embarcaciones en cada condición, se automatiza el sistema, se asigna operarios para el sistema, se fijan las características que deben tener los envases autorizados para transportar combustible, se precisan las condiciones que deben cumplir los vehículos terrestres que transporten los envases desde las estaciones de servicio hasta las pequeñas embarcaciones, se obliga a que a la gasolina se le agregue el respectivo aceite de dos tiempos para que no se pueda utilizar en otros tipos de motores, se exige que toda la documentación este al día, etc., etc., y todos salimos convencidos que mediante el ejercicio de participación protagónica realizado estamos garantizando el respaldo del estado y la continuidad en el tiempo de la actividad pesquera; hasta que … al “Efectivo Militar” de guardia le parezca que no es suficiente que el pescador tenga al día toda la documentación personal, de la embarcación y de todos los tripulante, que aparezca en la lista física y digital y cumpla con todos los requisitos, sino que tiene que entregarle copias fotostáticas de esos y otros documento, lo que significa un gasto mayor en fotocopias al del combustible que va comprar y de paso, tiene que entregarle una tarjeta telefónica para poder llamar al respectivo Comando para que le den la autorización; o que se produzca un rutinario reemplazo del Teniente que comanda la unidad y el entrante no reconozca los procedimientos acordados, floreciendo nuevamente la anarquía cuartarepublicana y con ella el bájate de la mula y cuanto hay pa`eso. Lo que nos indica que aún estamos muy lejos del SOCIALISMO.
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